Lausanne Palace and Spa

Suiza continúa siendo un lugar idóneo para sumergirse en el clásico lujo tradicional y olvidarse de todo lo demás. Este hotel histórico se alza en una de esas calles que recorren la escalonada ladera de Lausana, flanqueado por el distrito financiero, nada más salir del edificio, y las magníficas vistas del lago de Ginebra y las montañas que se vislumbran desde la parte trasera.

Si bien es cierto que el Lausanne Palace and Spa es un hotel clásico, también se las arregla para estar a la altura de los tiempos modernos: no es ni una pieza de museo ni una mera recreación moderna. Aunque conserva gran parte del esplendor del siglo XIX, especialmente en los majestuosos espacios comunes revestidos de mármol, muchas de las habitaciones lucen un estilo contemporáneo; además, el hotel se ha sometido a las técnicas de recalce más novedosas.

Es un alivio comprobar que el servicio no se ha modernizado en absoluto. El ambiente desenfadado e informal que impera hoy en el mundo de la hostelería no tiene cabida en los grandes hoteles de los lagos suizos. Aquí los empleados son el paradigma de la seriedad, la tradición y la profesionalidad, y también la antítesis de lo boutique.

Si te interesan especialmente las vistas, no dejes de reservar una de las habitaciones que dan a la parte de atrás: la mayoría poseen balcones privados desde los que se divisa el lago y los tejados de Lausana. El restaurante, galardonado con una estrella MICHELIN, es uno de los lugares de encuentro predilectos de los empresarios de la ciudad y el amplísimo centro de salud y spa Aveda colma de placeres a los huéspedes.