GRAND HOTEL MINERVA

Nadie podrá decir que en Florencia escasean los buenos hoteles, algunos de ellos realmente singulares. Aun así, el Grand Hotel Minerva sobresale por varias razones. En primer lugar, hay que destacar la ubicación: el hotel surge en la misma Piazza Santa Maria Novella, justo entre la estación de tren y el casco histórico. En segundo lugar, hay que hacer hincapié en la piscina de la azotea, tanto más de agradecer cuanto que no hay muchos lugares en la ciudad que puedan presumir de algo así. En tercer lugar, y más importante de todo, este hotel cuyos orígenes se remontan al siglo XIX fue remodelado en los años 50 del siglo pasado por el arquitecto Carlo Scarpa y en fecha más reciente por Piera Tempesti Benelli, quien ha sabido dotar al Minerva de un estilo que mezcla la grandilocuencia clásica y el glamour de mediados del XX con un aire fresco y renovador muy actual.
Las 97 habitaciones y suites, todas muy elegantes, lucen en ocasiones vivos colores, en otras, relajantes juegos monocromáticos. El estilo predominante es el contemporáneo, con contados adornos unas veces atrevidamente modernos, otras exuberantemente renacentistas. Las obras de arte, por su parte, son decididamente contemporáneas: Florencia rebosa de lugares en los que admirar a los clásicos y el Minerva no es uno de ellos. Por lo que a la cocina se refiere, el hotel cuenta con un restaurante en la planta baja que al llegar el buen tiempo saca sus mesas a la plaza. La otra terraza, la de la azotea, está abierta todo el año y es de visita obligada, ya sea para admirar las vistas a los tejados de la ciudad, ya para disfrutar de la piscina o tomar un bocado y una copa en el bar mientras disfruta de la panorámica (entre mayo y septiembre).