The Queensberry Hotel

Mucho antes de que el otro Queensberry diese nombre a las reglas del boxeo, hubo otro marqués de Queensberry que encargó una hilera de casas a John Wood, el Joven. Aquellas cuatro casas georgianas conectadas entre ellas actualmente albergan el hotel Queensberry, un resultado que, a menos que seas un particular devoto de la dulce ciencia, inclina la balanza a favor del hospitalario Queensberry y en contra del pugilístico.

En el corazón georgiano de Bath es fácil caer en un mar de afectación. Así y todo, el Queensberry consigue derrochar personalidad sin pecar de cursi. Además, como no pertenece a una multinacional, sino a un matrimonio, su toque personal es inimitable. Las casas se han conservado intactas en la medida de lo posible, de modo que sus plantas son un tanto singulares y sus detalles arquitectónicos bastante particulares.

Por ello, el tamaño de las habitaciones no es precisamente el de una suite presidencial; aunque las suites más pequeñas ofrecen espacio de sobra. De todos modos, el principal atractivo del Queensberry no es un lujo frío, sino el ambiente que rezuma el hotel. Si bien es cierto que en Bath hay una infinidad de lugares de interés, desde los baños hasta los establecimientos culturales históricos, el bar Old Q y el restaurante Olive Tree del hotel son dos de los platos fuertes de la ciudad.