Se encuentra en un idílico pueblecito de montaña dominado por las edificaciones en piedra y está instalado en una masía del s. XVII que, estéticamente, resulta encantadora; no en vano, los propietarios (naturales de Bélgica) aman el arte y estuvieron varios años trabajando como decoradores de casas particulares y locales en Barcelona. Aquí encontrarás una carta de gusto internacional, con algunos platos tradicionales y catalanes, que siempre se ve enriquecida con interesantes sugerencias de mercado. ¡No te pierdas su relajante terraza!